Cables analógicos

Un cable analógico transmite la corriente eléctrica que será magnificada en un amplificador integrado o un amplificador de potencia.

Se ha batallado mucho acerca de la influencia de los cables analógicos en la reproducción del sonido. Normalmente, las discusiones acerca de este tema suelen empezar con buenos propósitos pero suelen terminar en agrias disputas donde no faltan los insultos y los radicalismos. En buena medida, los detractores de dicha influencia reaccionaron, con toda la razón, ante la escalada abusiva de precios con la que algunas empresas trataron (y tratan) de aprovecharse de la audiophilia nervosa de muchos aficionados. Nosotros creemos (porque lo hemos experimentado) que los cables pueden marcar la diferencia entre un buen sonido y un sonido excelente, pero consideramos que pagar 500, 1000, 3000 e incluso 12.000€ por un cable es una aberración.

En efecto, hemos comprobado, antes incluso de leer ninguna revisión o de intercambiar opiniones, que ciertos cables velan unas frecuencias u otras: esto hace que con ciertos cables un equipo resalte sus graves, sus agudos o su dinámica. Lo curioso es que esa impresión inicial, totalmente subjetiva, se ha visto confirmada con la lectura posterior, en foros o revistas especializadas, de críticas en las que otros aficionados experimentaban exactamente las mismas sensaciones. En alguna ocasión hemos desechado o malvendido un lector porque echábamos algo en falta en su sonido, pero después hemos comprobado que algunos de esos presuntos problemas se debían a un cableado inadecuado. Es fama, por ejemplo, que los cables de plata tienden a decantar el sonido del equipo hacia un mayor brillo, con mejores agudos e incluso sibilancias. Al margen quedan los cables mal llamados Hi End que incorporan unas cajitas (a veces simples ferritas) que interfieren su recorrido. A estos últimos se los acusa de ecualizar la señal por medios ajenos al propio cable.

Independientemente de que se crea o no en la diferencia entre cables, un buen cable debe reunir varios requisitos: debe ser flexible para soportar ligeras dobleces sin que sufra daño alguno, pero sin caer en la flaccidez; debe tener un mínimo de grosor para garantizar una correcta transmisión de la corriente; los conectores (en el caso de los cables de interconexión) deben encajar firmemente en las salidas y entradas de los aparatos; es recomendable que estén libres de oxígeno (OFC), ya que así se retrasa su corrosión interna; por el mismo motivo, los conectores deben estar bañados en oro, que alarga su conservación. También es conveniente que estén formados por hebras numerosas y finas, para que la rotura de algunas sea deleznable dentro del conjunto. Finalmente, se recomienda que los cables sean lo más cortos posible, y en todo caso entre 0,5 y 3 metros de longitud para los de inteconexión (salvo en el caso de los balanceados, pensados para tiradas más largas) y hasta 20 o 25 metros para los de altavoz.

Algunos aficionados opinan que la orientación de los cables puede alterar el sonido, y en efecto hay fabricantes que imprimen unas flechas de dirección sobre ellos para conectarlos de una determinada manera. También hay quien sostiene que los cables se ruedan, es decir, que no empiezan a rendir hasta que no ha pasado un cierto tiempo de uso. Existen, incluso, aparatos eléctricos diseñados para acelerar este rodaje. Nosotros no hemos sabido ver diferencias entre cables según dirección y rodaje, pero ahí queda esta observación para quien quiera experimentarlo.

CABLES RCA o NO BALANCEADOS

Son los más frecuentes. Fueron patentados por la Radio Corporation of America en 1940, y su uso, extendidísimo en el mercado doméstico, empieza a competir ahora con las tomas XLR o balanceadas, que incorporan cada vez más aparatos HiFi. Está formado por dos cables: el cable blanco o negro transporta la señal del canal izquierdo (o la señal en monoaural), mientras que el cable rojo transporta la del canal derecho. En casi todos los lectores, previos y amplificadores, la toma blanca se sitúa en la hilera superior y la roja en la inferior, si es vertical; si las tomas se alinean de forma horizontal (como en muchos lectores), la roja está a la izquierda y la blanca a la derecha según se mira de frente. Es una buena referencia si uno se ve oblidado a conectar las tomas a ciegas, guiándose solo por el tacto de sus dedos. Hay que advertir, sin embargo, que algunos fabricantes, como Naim, invierten el orden no se sabe por qué motivos. Puede parecer una obviedad, pero conectar correctamente los cables es fundamental, ya que, aunque el sonido no sufrirá degradación alguna, la distribución de los instrumentos a derecha e izquierda es fundamental en muchas grabaciones, como en el caso de la música orquestal.

Como ya se ha dicho, un buen cable debe ser ligeramente flexible sin ser fláccido, deben evitarse las dobleces   bruscas sobre un punto de su trama, debe estar formado por hilos libres de oxígeno, numerosos y finos para que su rotura o degradación afecte en lo mínimo al sonido, conviene que esté bien aislado de contaminación eléctrica y sus conectores, bañados en oro, deben encajar en las tomas con presión suficiente. Nunca deben extraerse estirando del cable, pues los hilos podrían desprenderse del cabezal aunque no nos percatemos de ello.



CABLES BALANCEADOS, EQUILIBRADOS, CANNON  o XLR

Se utilizan en entornos profesionales donde las largas tiradas pueden degradar la señal. Están formados por dos cables (derecho e izquierdo). Cada conector está formado por tres pins o patillas (pantalla, ida y vuelta). En principio, no son necesarios en recorridos cortos, pero son cada vez más habituales en equipos HiFi, y especialmente en las fuentes (lectores y DACs). La señal suele salir a mayor volumen que a través de tomas RCA, lo que en principio es algo bueno porque no tendremos que forzar tanto el amplificador para alcanzar el volumen deseado. Otra de las ventajas de este cable es que conecta en su toma haciendo clic en un pestillo, con lo que no sufre las presiones de un RCA al conectarlo y desconectarlo. Además, está diseñado para burlar las interferencias que pueden afectar a los cables RCA. Muchos aficionados prefieren esta conexión porque ofrece un sonido más claro y detallado, pero las polémicas acerca de este punto están a la orden del día.



CABLES DE ALTAVOZ

Se les aplican las mismas recomendaciones que a los cables RCA: flexibilidad, grosor suficiente (1,25 a 2,5 mm), aislamiento frente a interferencias, hebras numerosas y flexibles libres de oxígeno. Se pueden conectar pelando el cable y aprisionándolo en las tomas directamente: de esta forma se garantiza un contacto pleno y directo con las hebras, pero la parte pelada queda expuesta a oxidación y en este caso es aconsejable revisar las conexiones periódicamente. Si la parte expuesta ha ennegrecido, bastará con pelar 2 cms de cable nuevo y volver a conectar. Se puede estañar la punta del cable con un soldador y un poco de hilo de estaño para evitar que el extremo se deshilache y facilitar su así su conexión y desconexión.

Casi todos los altavoces y muchos amplificadores admiten otras formas de conexión. Las más populares son las bananas y las espadas u horquillas. En ambos casos, el cable pelado se atornilla o se suelda en su interior. La principal ventaja es que facilita su conexión y desconexión, que puede ser un poco engorrosa si usamos cable pelado. El inconveniente más importante es que las bananas y espadas no dejan de ser un elemento interpuesto que interfiere en el paso de la señal. Además, estas suelen estar bañadas en oro para evitar su corrosión, pero el oro tiene peor conductividad que el cobre, con lo que es posible que la señal sufra degradación. A menudo, por suerte, la influencia de las bananas y espadas es imperceptible, y ese es el mejor servicio que pueden hacerle a un equipo.

Algunos recomiendan no enrollar el cable de altavoz sobrante, sino repartirlo por el suelo; a veces también se aconseja mantenerlos alejados de los cables de corriente, para evitar interferencias; según algunos, conviene incluso separarlos del suelo para evitar su contacto con la tierra y sus posibles ruidos eléctricos. Nosotros hemos probado todas estas fórmulas pero no hemos notado diferencias. Ahí queda para quien desee experimentarlas por sí mismo.

Cable de altavoz con bananas
Espadas para cable de altavoz


BIAMPLIFICACIÓN Y BICABLEADO

La mayoría de los altoparlantes tiene cuatro bornes para conectar los cables: dos positivos y dos negativos (un positivo y negativo para agudos, un positivo y negativo para medios y graves). Los bornes de agudos están unidos a los de medios-graves por medio de una pieza metálica o puente que transmite la corriente entre ellos. Es decir, que basta con conectar dos cables para alimentar los cuatro bornes (para entendernos), pues esa perilla metálica los comunica. A partir de aquí, tenemos varias opciones extra: podemos bicablear, es decir, sacar cuatro cables del mismo amplificador y conectarlos a los cuatro bornes. Ninguno de nosotros ha apreciado mejora alguna usando este sistema, pero algunos aficionados dicen que ellos sí lo han notado, de modo que puede experimentarse sin compromiso. Algunos amplificadores, además, tienen no cuatro, sino ocho salidas de altavoces: SYSTEM A y SYSTEM B. En principio, la salida B está pensada por si tenemos altavoces en otra habitación y queremos que los alimente el amplificador principal, pero algunos aficionados aprovechan esas salidas para bicablear. En este caso, recomiendan que los cables que salen de SYSTEM A vayan a los bornes de medios-graves, pues suelen ofrecer más calidad y potencia, mientras que los cables que salen de SYSTEM B vayan a los bornes de agudos, mucho menos exigentes. Como hemos dicho, lo hemos probado y no hemos notado mejoras, pero cada experiencia es un mundo.

Esquema de bicableado


Por otra parte, biamplificar consiste en usar dos amplificadores a la vez: uno para agudos, otro para medios-graves. Por supuesto, esto exige usar dos amplificadores de potencia (no integrados) idénticos o al menos del mismo fabricante y con el mismo voltaje de salida, y un preamplificador para controlarlos. En caso de que los amplificadores tengan potencias distintas, el de mayor potencia debe alimentar los bornes de medios-graves, y el más débil los de agudos. En este caso, a diferencia del bicableado, las diferencias son significativas y perceptibles, pues se consigue mucha más potencia, que suele equivaler a mayor dinámica, mayor control, mejor claridad y graves de más calidad. En muchos casos, no obstante, hemos comprobado que biamplificar solo tiene sentido con cajas muy exigentes (por dimensiones y baja sensibilidad), y a menudo es preferible (y más barato) usar un solo amplificador más potente en lugar de un previo y dos etapas independientes. Pero, como hemos dicho, esa es solo nuestra experiencia compartida (bueno, en este caso Ramón disiente, pero no se lo tendremos en cuenta).

Esquema de biamplificación


Cuando se bicablea o se biamplifica, debe retirarse la pieza metálica (puente) que une los bornes. Si no, la operación no tiene sentido.

Con puentes y sin puentes


No nos cansamos de recordar que siempre que se manipule un cable TODO EL EQUIPO DEBE ESTAR APAGADO (no en Standby), incluso desconectado, y a ser posible debe dejarse pasar un minuto para que se descarguen los componentes eléctricos. Uno de nosotros ya se llevó un susto una vez (y así se quedó).